Érase una vez un niño que iba paseando por el jardín. De repente alguien le habló por detrás con una voz muy aguda. Él se dio la vuelta y no había nadie, pero miró para abajo y una flor le hablaba.
El niño se sorprendió, pero se hicieron amigos. Todos los días hablaban de cosas extrañas y cantaban juntos. Eran muy buenos amigos y se lo pasaban muy bien.
Autor: José María Gutiérrez Rodríguez
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